sábado, 2 de mayo de 2015

¿Dónde empieza lo virtual y donde termina lo real? La diferencia entre la identidad propia y un arma mercantilista


Introducción
Hoy los estudiantes de psicología y ciencias de comunicación hacen la siguiente observación: en la sociedad moderna la comunicación interpersonal, o sea el dialogo entre personas, se hace cada día más inexistente. El ser humano se parece más a un robot que a un ser con consciencia propia y discernimiento, y la tecnología, como los dispositivos y medios de expresión, más bien aumenta este fenómeno, creando una gran brecha entre la realidad y los mundos virtuales. Varias personas, tanto estudiantes y sociólogos, se hacen este interrogante: ¿Será que el desarrollo de las nuevas tecnologías convierte a los jóvenes en “sujeto de control y sujeto de consumo[1]? [Rossana Reguillo Cruz; 2012]
  Usando a Paula Sibilia y un fragmento de su obra “La Intimidad como Espectáculo”, y a Rossana Reguillo Cruz y su artículo “La tecnología como marca de identidad” se puede empezar a devanar la ambigüedad entre lo virtual y lo real. O dicho de otro modo, la ambigüedad entre un arma mercantilista y la identidad propia.
  ¿Por qué estas dos autoras, y no otras para empezar esta investigación? Escogimos a Paula Sibilia por aportar al estudio del efecto sociológico de las tecnologías en la generación actual. Especialmente cuando se lee en el capítulo 1, titulado “El Show del Yo”, dice que la “megalomanía y la excentricidad” ha llegado hasta tal punto que la humanidad expone tanto su estupidez como su sabiduría, ejemplificando así un fenómeno de auto-exhibición a través de diferentes medios [Sibilia, 2008]. Estas nuevas tecnologías, o mejor dicho aquellos que la desarrollan, han generado un cambio en el consumo cultural, como explicaremos mas adelante con ejemplos. Rossana Reguillo Cruz por su parte, dedica su estudio a la construcción social del miedo, jóvenes, violencia, y narcotráfico.
  A continuación, abarcaremos el análisis en dos partes: en la primera describiremos el contexto en el que trabajamos. ¿Qué es ser joven? De allí podemos observar en qué tipo de sociedad vivimos, qué serían las tecnologías que usamos, y el desarrollo de estos. Luego explicaremos lo que significaría la idea de “sujeto de control y sujeto de consumo” (Reguillo Cruz, 2012), respondiendo las siguientes preguntas: ¿Cómo son usadas estas tecnologías y para qué?

Parte I
¿Qué es ser joven?
Socialmente hablando el joven no tiene una definición “cerrada”, “(...) ello se debe en buena medida a que los parámetros biológicos son insuficientes para dar cuenta de la disputa entre diferentes fuerzas y actores para establecer los rangos “legítimos” de lo que significa ser joven (...)” De un lado existe un mercado cultural que prolonga ese límite, y por el otro tenemos a la familia y a la escuela que “exige un tope para dejar atrás la juventud. Tope que pese a las transformaciones sociales y a la crisis socio-económica se establece a partir de la entrada de los sujetos en el mercado laboral. (...)” [Reguillo Cruz, 2012] En otras palabras existe una necesidad de identificar como nos vamos a desenvolver en el mundo, y así definir una identidad.

La sociedad y las tecnologías que usamos
“En una atmósfera como la contemporánea, que estimula la hipertrofia del yo hasta el paroxismo, que enaltece y premia el deseo de “ser distinto” y “querer siempre mas” (Sibilia, 2008:2) aparece Facebook, MySpace, Youtube, Twitter y todas las empresas que desarrollan las redes sociales u otros servicios similares para que nos expresemos casi sin censura.
Esto tuvo su antecedente en los emails que reemplazaron a la correspondencia común. De allí la tecnología de comunicación evolucionó desde los chatrooms en sistemas de mensajes instantáneos, a las redes sociales que mencionamos en el párrafo anterior. Luego llegaron los weblogs, y por último los webcams y otros lugares donde “los principales productores del contenido” son los usuarios, como por ejemplo en los foros y grupos de noticias. [Sibilia, 2008:7]
¿Qué efecto tiene estas tecnologías en nuestra sociedad actual? Bastaría con mencionar que ésta generación invierte una gran cantidad de tiempo en el uso de estos sitios[2], que gracias a esto el mercado cultural se ha aprovechado para aumentar su influencia. Para explicar esto último, vayamos a la segunda parte.

Parte II
¿Cómo y para qué se usan las nuevas tecnologías?
  Para poder explicar en qué consiste la influencia del mercado, cabe mencionar sobre qué elemento tendría influencia. Centralizándonos en los jóvenes conviene mencionar que: “La tecnología es un marcador central en las identidades juveniles y un dispositivo que arma, forma, y da sentido a su vida y a sus prácticas. En la primera década del siglo XXI, la tecnología ha mostrado ser su estrategia principal para encarar los desafíos que se les presentan, es clave asumir que los jóvenes y las diferentes tecnologías confluyen en un carril que está generando profundos cambios.” (Reguillo Cruz, 2012)
Siguiendo con la idea de las misma autora, Reguillo Cruz utiliza el ejemplo de la música, con la cual menciona que los cambios de los consumidores corren con el ánimo de la persona, más que por el gusto de la misma. Con respecto a la internet podemos observar en el texto de Sibilia, cómo es que cada “medio” por decirlo así, toma cierta función con las comparaciones que ella hace[3], todo en demostración de cómo se utiliza. Aunque aquí no nos interesa tanto en el uso de la nueva tecnología, sino en el interés de seguir usándolos.
Un indicio de que algún interés existe detrás del consumo es que “(...) mientras la primera generación de empresas de internet deseaba vender cosas, (...) Ahora la meta es “ayudar a las personas para que creen y compartan ideas e información. (...)” [Sibilia, 2008:7] ¿Por qué cambiarían la meta empresarial de esta forma[4]? ¿Qué tipo de información seria esta? ¿Sería información útil al conjunto social o corresponden a una necesidad de expresión?[5]

Cierto es, que estos nuevos medios permite que el joven ser autor de sus propias ideas, gracias a que “las redes les permite descubrirse y escucharse (...)”. [Reguillo Cruz, 2012] Aunque también es cierto que si estas ideas creadas, corren al borde de ser copia tras copia de una u otra persona, (como se puede evidenciar con la cantidad de “me gusta” que tiene un comentario en Facebook, o las cantidad de visitas que tiene un video de Youtube), entonces se puede decir que existe una “pluralización de un gusto” (Reguillo Cruz, 2012), sea del género que sea.
  ¿Por qué existe esta acción de “pluralizar” un objeto, una idea, un gusto por algo, o lo que fuese, si la identidad de uno, sólo existe en la diferenciación que tiene comparado con los demás? Cada joven puede compartir una cultura por vivir en ella, como el ejemplo de vecinos que comparten un idioma o hábitos sociales dentro de una ciudad, pero la naturaleza íntima de cada persona es distinta.
  Capaz que la respuesta reside en las palabras de Sibilia (2008:4):
  “(...) conviene prestar oídos a otras voces, no tan deslumbradas con las novedades y más atentas a su lado menos luminoso. Tanto en internet como fuera de ella, hoy la capacidad de creación se ve capturada sistemáticamente por los tentáculos del mercado, que atizan como nunca esas fuerzas vitales pero, al mismo tiempo, no cesan de transformarlas en mercancía. Así, su potencia de invención suele desactivarse, porque la creatividad se ha convertido en el combustible de lujo del capitalismo contemporáneo (...)” 
Conclusión
¿A que debemos estar atentos ?
Ya que hemos visto que el joven en sí, es una persona atrapada entre dos vertientes de ideas: una que es la cultural que incita a que el joven siga siendo joven y la otra que exige un tope para dejarla. Ya hemos visto que éstos usan la tecnología como una herramienta para explayarse o para dejar fluir sus estados de ánimo si se toma en cuenta las formas como la usan. También hemos mencionado que dentro de estos usos, existe una necesidad de expresión, que luego Sibilia describe en su obra “La Intimidad como Espectáculo” como una ola que “desató una renovada eficacia en la instrumentalización de esas fuerzas vitales [creativas] que son ávidamente capitalizadas al servicio de un mercado que todo lo devora y lo convierte en basura.” (Sibilia, 2008:5)
Si podemos observar que cada día hay un aumento del tiempo consumido en redes sociales, podemos decir que nuestras expresiones e ideas publicadas en la web son útiles para alguien que inventa “nuevas armas, capaces de oponer resistencia a los nuevos y cada vez más astutos dispositivos de poder” (Sibila, 2008:5). Dicho de otro modo, que sea cada día más fácil de dejarse llevar por estas corrientes de consumo que incitan a olvidarse de una pregunta existencial, “quien soy”, gracias a que nos expresamos hasta lo excesivo, sin dejar lugar para un dialogo íntimo.
Si tal es la situación social, ¿podemos decir que nos estamos convirtiendo lentamente, en una sociedad vacía y virtual, dejando atrás la comunicación interpersonal, en donde existe un entendimiento reciproco entre dos personas con identidades concretas?
   Mientras uno vive en este escenario, se despierta el deseo de definirse, al mismo tiempo que existe un vacío existencial, que hasta cierto punto, su incomodidad nos lleva a una rebeldía interior; una resistencia sin saber lógicamente qué lo causa.
   Un ejemplo de esto se ve en la película Matrix, en la cual el personaje central Neo vive su vida en búsqueda de un sentido, una definición que explica su sentimiento de que el mismo no controla su destino:
   
Morfeo:(...) Déjame decirte porque estás aquí. Estas aquí porque sabes algo. No puedes explicar lo que sabes, pero lo sientes. Lo has sentido toda tu vida; que este mundo tiene algo erróneo. No sabes lo que es, pero estas allí, como una astilla en tu mente, volviéndote loco... ¿Sabes lo que hablo?
Neo: ¿La Matrix?
Morfeo: La Matrix está en todos lados, alrededor de nosotros, aun aquí en este cuatro. Lo ves cuando miras por la ventana, o cuando enciendes el televisor. Lo sientes cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que te han puesto sobre los ojos para cegarte de la verdad.
Neo: ¿Cual verdad?
Morfeo: Que eres un esclavo Neo. Como todos naciste en la esclavitud. Naciste en una prisión que no puedes ver, ni oler, ni probar, ni tocar. Una prisión para tu mente (...)”
  (Los hermanos Wachowski: The Matrix, 1999)




[1] Las itálicas fueron hechas para enfatizar la idea. No están incluidas en el texto original.
 [2] De lo contrario una revista de prestigio como TIME no invertiría su tiempo en resaltar el aumento de contenido hecho en este tipo de páginas por los mismo usuarios.  (Sibilia, 2008:3)
[3]En la página 8 del capítulo “El Show del Yo”, hace comparación de los emails con la correspondencia, los blogs con los diarios antiguos, videos caseros con una forma electrónica de postal, y los fotologs con los viejos álbumes fotográficos.
[4] Haciendo referencia a la reunión de empresarios y ejecutivos del Silicon Valley en el 2004 cuando debatieron la revolución del “Web 2.0”
[5] Sibilia hace una pregunta al respecto en la pagina 3: “¿Qué significa esta repentina exaltación de lo banal, esta especie de satisfacción al constatar la mediocridad propia y ajena?” 

viernes, 1 de mayo de 2015

LOVEKRAFT. LA MONTAÑA DE LA LOCURA

LOVEKRAFT. LA MONTAÑA DE LA LOCURA





CAP VII. HISTORIA EVOLUTIVA DE LOS PRIMORDIALES

Muchos tomos se podrían escribir acerca de la vida de los Primordiales en el fondo del mar y de la que luego llevarían los que emigraron a tierra. Aquellos que habitaron en aguas profundas habían conservado por completo el sentido de la vista que tenían localizada en los extremos de sus cinco tentáculos cefálicos, y habían practicado el arte de la escultura y la escritura en la forma habitual, empleando para escribir un estilete en superficies enceradas impermeables. Los que habitaban a mayores profundidades marinas, aunque utilizaban un curioso organismo fosforescente para alumbrarse, suplían la vista con misteriosos sentidos especiales que requerían el uso de los cilios prismáticos de la cabeza —sentidos que permitían a los Primordiales prescindir parcialmente de la luz en casos de apuro. Sus formas de escultura y escritura cambiaron curiosamente cuando descendieron a las profundidades y adoptaron ciertos métodos de revestimiento al parecer químicos —probablemente para conseguir fosforescencia— que los bajorrelieves no explicaban con claridad. Estas criaturas se movían dentro del mar en parte nadando, utilizando los brazos crinoideos laterales, y en parte arrastrándose impulsados por la fila inferior de tentáculos que albergaban las falsas patas. Algunas veces volaban distancias considerables utilizando para ayudarse sus dos o cuatro alas plegables en forma de abanico. En tierra empleaban habitualmente las pseudopatas, pero algunas veces realizaban vuelos a gran altura y recorrían largas distancias con las alas. Los abundantes y finos tentáculos en que se dividían los brazos crinoideos eran de coordinación muscular y nerviosa infinitamente delicada, flexibles y fuertes, proporcionándoles una enorme habilidad para ejecutar toda clase de labores artísticas y manuales de otra índole.



La resistencia y dureza de aquellas criaturas era sorprendente. Ni siquiera’ las tremendas presiones de las mayores profundidades marinas parecían capaces de afectarlas. Diriase que eran pocas las que morían, excepto de resultas de la violencia, y sus lugares de enterramiento eran escasos. El hecho de que enterraran a sus muertos verticalmente cubriéndolos con túmulos en forma de cinco puntas, nos sugirió a Danforth y a mí pensamientos que hizo necesaria una nueva pausa para recuperarnos cuando los bajorrelieves nos lo revelaran. Aquellos seres se multiplicaban por medio de esporas —como plantas pteridofitas, que es lo que supuso Lake—, pero como consecuencia de su extraordinaria resistencia y longevidad, no necesitaban reproducirse en exceso de forma que no fomentaban el desarrollo en gran escala de nuevos gametos excepto cuando iban a colonizar nuevas regiones. Los jóvenes maduraban con rapidez y recibían una enseñanza evidentemente muy superior a la que podemos imaginar. Su vida intelectual y estética estaba muy desarrollada y daba vida a un conjunto extremadamente arraigado de costumbres e instituciones que describiré con más detalle en la monografía que tengo en preparación. Las unas y las otras variaban ligeramente según el lugar de residencia fuera marino o terrestre, pero los fundamentos eran iguales en lo esencial. Aunque por ser vegetales podían nutrirse de sustancias inorgánicas, preferían los alimentos orgánicos, y especialmente los de origen animal. Comían crudos los alimentos de origen marino, pero cocinaban las viandas en tierra. Cazaban y criaban ganado de carne, al que sacrificaban empleando instrumentos muy afilados cuyas señales en ciertos huesos fósiles habían observado los miembros de nuestra expedición. Aguantaban todas las temperaturas ambientales maravillosamente, y en su estado natural podían vivir en aguas a temperaturas próximas a los cero grados centígrados. Sin embargo, cuando arreciaron los fríos del plioceno hace casi un millón de años, los que habitaban en tierra tuvieron que recurrir a medidas especiales, entre ellas la calefacción artificial, hasta que el frío mortal les obligó, al parecer, a volver al mar. Para realizar sus vuelos prehistóricos a través del espacio cósmico, según la leyenda, absorbían ciertos productos químicos que casi los independizaba de la alimentación, la respiración, el frío y el calor, pero cuando llegó la gran ¿poca glacial ya se había perdido el método. 

En cualquier caso, no hubieran podido prolongar indefinidamente ese estado artificial sin causarse daño. Al no emparejarse y .tener una estructura semivegetal, los Primordiales carecían de base biológica para la fase familiar de la vida de los mamíferos, pero parece que muchos de ellos compartian vivien- das basándose en el principio de aprovechamiento del espacio, y, según pudimos colegir de las ocupaciones y entretenimientos de los compañeros de vivienda representados en los bajorrelieves, en la placentera asociación mental. Al amueblar las viviendas, conservaban todo en el Centro de la inmensa estancia y dejaban los espacios murales para la decoración. La iluminación, en el caso de los que habitaban en tierra, la conseguían mediante un procedimiento probablemente electroquímico. Tanto en tierra como bajo el agua, utilizaban curiosas mesas, sillas y divanes como bastidores cilíndricos, pues reposaban y dormían erguidos con los tentáculos plegados, y estanterías para los conjuntos de superficies punteadas que constituían sus libros. El gobierno era, evidentemente, complejo y probablemente de tipo socialista, aunque nada podía deducirse con certidumbre acerca de esto de los bajorrelieves que vimos. Era grande el movimiento comercial, tanto el local como entre distintas ciudades, empleándose como dinero pequeñas fichas grabadas de cinco puntas. Probablemente los trozos de esteatita verdosa más pequeños encontrados por nuestra expedición correspondieran a esa clase de monedas. Aunque la cultura era primordialmente
urbana, existía algo de agricultura y gran actividad ganadera. También se dedicaban a la minería y existían algunas actividades fabriles. Viajaban mucho, pero la emigración permanente no parecía ser muy frecuente, si se exceptúan los grandes movimientos colonizadores mediante los cuales se extendía la raza. No empleaban ayuda externa alguna para la locomoción personal, pues los Primordiales, tanto en la tierra como en el aire y en el agua, parecían poseer posibilidades de moverse a enorme velocidad. Las cargas, sin embargo, las arrastraban bestias de tiro: los shogoths bajo el agua y una curiosa variedad de vertebrados primitivos en los años posteriores de existencia terrestre.

Estos vertebrados, así como otras infinitas formas de vida —animal y vegetal, marina, terrestre y aérea—, eran producto de una evolución no dirigida de células vivas creadas por los Primordiales, pero cuyo desarrollo quedaba fuera del radio de su atención.
Se les había permitido desarrollarse libremente porque no habían provocado conflictos a los seres dominantes. Las formas evolucionadas que resultaban inconvenientes se exterminaban mecánicamente. Nos llamó la atención ver en algunas de las últimas esculturas más decadentes a un mamífero primitivo de torpe andar utilizado unas veces como alimento y otras como jocoso bufón por parte de los habitantes terrestres, mamífero cuyo carácter de predecesor de simios y seres humanos era inconfundible.
Para edificar las ciudades terrestres, las inmensas piedras de las altas torres las subían generalmente pterodáctilos de grandes alas, de una especie desconocida hasta ahora por la paleontología.
La pervivencia de los Primordiales a través de los diversos cambios y convulsiones geológicas de la corteza terrestre fue casi milagrosa. Aunque pocas de sus ciudades primeras (tal vez ninguna) sobrevivieron a la Era Arcaica, no existió interrupción alguna de su civilización o en la transmisión de sus anales. El lugar original de su llegada al planeta fue el Océano Antártico, y es probable que llegaran no mucho después que la materia de que se formó la Luna se desprendiera del cercano Pacífico Sur. Según uno de los mapas esculpidos, todo el globo estaba entonces sumergido bajo el agua, y las ciudades de piedra fueron esparciéndose más y más, alejándose del Antártico según pasaban los eones. Otro mapa mostraba una gran masa de tierra firme en torno al Polo Sur, en donde es evidente que algunos de estos seres trataron de establecer colonias experimentales, aunque los centros principales los trasladaron al fondo del mar más cercano. Mapas posteriores mostraban la gran masa de tierra como resquebrajándose y a la deriva, con algunas de las partes separadas desligándose hacia el Norte, sustentando de manera notable las teorías de los deslizamientos tectónicos expuestas recientemente por Taylor, Wegener y Joly. Con el surgimiento de nuevas tierras en el Pacífico Sur, se iniciaron tremendos acontecimientos.

Algunas de las ciudades submarinas quedaron destrozadas, y no fue ésta la mayor desgracia. Otra raza, una raza terrestre con forma de pulpo y probablemente correspondiente a fabulosos seres prehumanos engendrados por Cthulhu, comenzó a llegar procedente del infinito cosmos e inició una salvaje guerra que obligó de nuevo a los Primordiales a refugiarse temporalmente en las profundidades del mar —golpe tremendo para ellos en vista de sus crecientes colonias construidas en la superficie. Más tarde se concertó la paz, y las nuevas tierras se cedieron a los descendientes de Cthulhu, mientras que el mar y las tierras más antiguas quedaban bajo el dominio de los Primordiales. Se fundaron nuevas ciudades terrestres, las mayores de ellas en la Antártida, pues esta región de la primera llegada era sagrada.



En lo sucesivo, como había acontecido anteriormente, la Antártida continuó siendo el centro de la civilización de los Primordiales, de forma que los descendiente de Cthulhu desaparecieron de sus vidas. Mas luego, las tierras del Pacífico se hundieron nuevamente, llevándose consigo a la espantosa ciudad de piedra de R’lyeh y a todos los pulpos cósmicos, con lo que los Primordiales volvieron a ser dueños del planeta si se exceptúa un vago temor del que no les gustaba hablar. En eras bastante posteriores sus ciudades se esparcieron por todas las regiones terrestres y marinas del globo, de ahí la recomendación que haré en mi próxima monografía de que algún arqueólogo realice perforaciones sistemáticas con el aparato de Pabodie, u otro semejante, en ciertas regiones muy separadas entre sí. La tendencia constante a lo largo de los tiempos, fue la de pasar del mar a la tierra, movimiento estimulado por el surgir de nuevas tierras, aunque no por eso dejaron desierto el mar en ningún momento.

Otra causa de la emigración hacia la tierra fue las muchas dificultades que surgieron para la cría y gobierno de los shogoths, de los cuales dependía la prosperidad de la vida en el mar. Con el transcurrir del tiempo, y según confesaban tristemente los bajorrelieves, el arte de crear nueva vida a base de materia inorgánica se fue olvidando, por lo que los Primordiales se vieron obligados a depender de la posibilidad de moldear seres ya existentes. En tierra, los grandes reptiles resultaban muy moldeables, pero los shogoths marinos, que se reproducían por división celular partenogenética y estaban adquiriendo un grado peligroso de inteligencia, representaron durante algún tiempo un formidable problema.
Siempre se los había gobernado mediante las sugestiones hipnóticas de los Primordiales que modelaban su dura plasticidad para formar miembros útiles y órganos temporales, pero ahora ejercían a veces su capacidad automodeladora de manera independiente e imitando formas inculcadas anteriormente.
Habían desarrollado, al parecer, un «cerebro» semiestable, cuya capacidad de volición independiente y tenaz se hacía eco de la voluntad de los Primordiales, pero no siempre la obedecían. Las imágenes talladas de estos shogoths nos llenaron a Danforth y a mí de horror y repulsión. Eran, por lo general, entes informes compuestos de una gelatina viscosa que les daba el aspecto de un gran conjunto de burbujas aglutinadas, con alrededor de quince pies de diámetro cuando asumían forma esférica.
Pero su forma y volumen cambiaba constantemente y surgían de ellos excrecencias temporales o formaban órganos visuales, auditivos u orales imitando a sus amos, espontáneamente o por sugestión.
Parece que se tornaron especialmente rebeldes hacia mediados de la era pérmica, hace quizá ciento cincuenta millones de años, cuando hubo una verdadera guerra entre ellos y los Primordiales del mar.
Las escenas talladas de esta guerra y el estado cubierto de viscosidad en que los shogoths acostumbraban dejar a sus víctimas después de decapitarías poseían una terrible fuerza amedrentadora a pesar del abismo temporal que de ellas nos separaba. Los Primordiales emplearon curiosas armas de perturbación molecular y atómica contra los entes rebeldes y finalmente alcanzaron una completa victoria. Las esculturas mostraban que hubo después un período en el que los shogoths fueron domados y sometidos por los Primordiales armados, al igual que domaron los vaqueros a los caballos salvajes del Oeste norteamericano.

Aunque durante la rebelión los shogoths habían demostrado ser capaces de vivir fuera del agua, no se alentó esta transición, pues su utilidad en tierra no hubiera resultado proporcionada a las dificultades que ocasionaba su control.
En la Era Jurásica, los Primordiales padecieron nuevas adversidades, esta vez como resultado de otra invasión llegada del espacio exterior, una invasión de criaturas mitad fungosas y mitad crustáceas, indudablemente las mismas que aparecen en ciertas leyendas que se cuentan a media voz en las montañas del Norte y que se recuerdan en el Himalaya con el nombre de Mi-Go, o abominable Hombre de las Nieves; Para luchar contra estos seres, los Primordiales intentaron, por primera vez desde su llegada a la Tierra, regresar al éter planetario; pero a pesar de realizar todos los preparativos tradicionales, vieron que ya no les era posible salir de la atmósfera terrestre.
Cualquiera que fuera el secreto de los viajes interestelares, su raza lo había perdido para siempre. Finalmente, los Mi-Go expulsaron a los Primordiales de todas las tierras del Norte, aunque no pudieron atacar a los del mar. Poco a poco comenzó la lenta retirada de esta antiquísima raza a sus habitáculos originales de la Antártida.
Resulta curioso observar en las batallas representadas en los bajorrelieves, que tanto los descendientes de Cthulhu como los Mi-Go parecían estar formados por una sustancia notoriamente distinta de la que sabemos caracterizaba a los Primordiales. Podían transformarse adoptando formas que eran imposibles para sus adversarios, lo que hace suponer que llegaron de regiones del espacio cósmico todavía más remotas. Los Primordiales, excepto por su anómala dureza, y sus peculiares características vitales, eran rigurosamente materiales y debieron de tener su origen absoluto dentro del conocido continuo de tiempo-espacio, en tanto que el origen de los otros seres sólo puede ser objeto de conjeturas expresadas en voz baja. Todo esto, naturalmente, suponiendo que las conexiones ultraterrestres y las anomalías achacadas a las fuerzas invasoras no fueran pura mitología. Es posible que los Primordiales inventaran un fondo cósmico para justificar sus ocasionales derrotas, dado que el interés por la historia y el orgullo eran sus principales características psicológicas. Es significativo que sus anales no mencionaran muchas razas avanzadas y poderosas de seres cuya egregia cultura y grandes ciudades figuran insistentemente en ciertas las leyendas oscuras.
El cambiante estado del mundo a lo largo de las extensas eras geológicas aparecía descrito con sor- prendente realismo en muchos de los mapas y escenas de los bajorrelieves. En algunos casos habrá que revisar la ciencia actual, mientras que en otros sus audaces deducciones quedan magníficamente confirmadas.
Como he dicho, la hipótesis de Taylor, Wegener y Joly, según la cual todos los continentes son fragmentos de masa de tierra antártica original, que se resquebrajó bajo el efecto de la fuerza centrífuga y cuyos trozos se separaron deslizándose sobre una superficie inferior técnicamente viscosa — hipótesis que sugieren, por ejemplo, los perfiles complementarios de Africa y Sudamérica y la forma en que las grandes cordilleras aparecen como rodadas y empujadas hacia arriba—, encuentra notable apoyo en esta misteriosa fuente.

Algunos mapas relativos indudablemente al mundo en el periodo Carbonífero de hace cien millones de años, o aún más antiguos, mostraban significativas fallas y abismos que luego separarían a Africa de las tierras de Europa (la Valusia de la antigua leyenda), Asia, las Américas y el continente antártico. Otros mapas, sobre todo uno relacionado con la fundación, hace cincuenta millones de años, de la vasta ciudad muerta que nos rodeaba, mostraban los actuales continentes bien diferenciados. Y en el más reciente que pudimos descubrir, tal vez del Plioceno, se veía muy claramente el mundo casi tal como es en la actualidad, a pesar de la unión de Alaska con Siberia, de América del Norte con Europa a través de Groenlandia, y de América del Sur con el continente antártico por medio de la tierra de Graham. En el mapa del período Carbonífero, todo el globo, tanto el fondo del océano como las masas de tierra separadas, mostraba símbolos de las vastas ciudades de piedra de los Primordiales, pero en mapas posteriores se apreciaba claramente la paulatina retirada hacia la Antártida. El último mapa, el del Plioceno, no mostraba ninguna ciudad terrestre, excepto en el continente antártico y en el extremo de América del Sur, y tampoco ciudad marina alguna más al norte del paralelo 50 de latitud sur. Es evidente que el conocimiento del mundo nórdico, y el interés por él, exceptuando un estudio riel litoral realizado probablemente durante largos vuelos de exploración hechos con ayuda de aquellas alas membranosas en forma de abanico, habían decaído, evidentemente, hasta quedar reducido a cero entre los Primordiales.

La destrucción de ciudades por el levantamiento de las montañas, la fragmentación de los continentes por el efecto de la fuerza centrífuga, las convulsiones sísmicas del fondo del mar y de la tierra y otras causas naturales era allí un puro relato histórico; y resultaba curioso observar cómo se dejaba de reemplazarlas según pasaban las eras. La vasta megalópolis muerta que mostraba sus fauces en mil oquedades en torno nuestro parecía haber sido el postrero centro general de la raza, edificado a principios de la Era Cretácea después que la titánica elevación de la Tierra arrasara una ciudad anterior de mayores dimensiones y no muy distante. Parecía que esta región era el lugar más sagrado de todos, el sitio en que los primeros Primordiales habían creado su colonia en el fondo del mar. En la nueva ciudad —muchas de cuyas características pudimos. Reconocer representadas en los bajorrelieves, pero que se extendía durante cien millas a lo largo de la cordillera en ambas direcciones, hasta más allá de los límites de nuestra exploración aérea— se suponía que se conservaban ciertas piedras sagradas pertenecientes a la primera ciudad del fondo del mar, la cual había surgido de entre las aguas y se había asomado a la superficie y a la luz después de larguísimas épocas en el curso del general desmoronamiento de los estratos.

LA MENTE ES LA QUE HACE QUE LAS COSAS SEAN PURAS O IMPURAS




La mente es la que hace que las cosas sean puras o impuras, ella es la que le da el crédito o realidad a las cosas según su parecer, pero es un parecer erróneo hasta tanto ese parecer no sea conjugado con el instinto. Es la mente la que juzga erróneo tal o cual comportamiento, pero de no sopesarse con el instinto es una mera ilusión.
Pero también existe una fuerza instintiva que no podemos negar pues sería contraproducente.
Debe entonces existir un equilibrio que balancee ambas tendencias. La mente tiene sus propios arquetipos que trata de instalar en el cuerpo, mientras que este último concibe para sí, otros que se oponen. Dejar a la mente que obligue al cuerpo es una violencia psíquica, dejar que el cuerpo sea sin control de la mente es una imprudencia manifiesta.
Ambas, cuerpo y mente deben conciliar y balancearse. Hay ciclos donde la mente domina fuertemente y otros donde el cuerpo lo hace con mayor predominancia, otras, ambos se entremezclan y es difícil discernir cuál de los dos esta dominando. El equilibrio solo puede darse en la conciliación, la conciliación es la libertad plena que da lugar a ambas naturalezas sin juzgamientos.
El proceso de crecimiento de un ser humano se da en base al desarrollo de su psiquis. La psiquis conglomera a la mente con el instinto animal. No debe haber en el equilibrio perfecto confrontación o guerra del cuerpo con la mente ni viceversa, ambos deben congeniar mutuamente, comprenderse, esperarse, amarse y ayudarse.
La mente también necesita ser ayudada, no es solo el cuerpo quien necesita mejorar. La mente, al contrario de lo que muchos creen, necesita recapitular sus arquetipos y mejorarlos.
Los arquetipos mentales no provienen del ser que los posee, sino de otros que en un Manvatara anterior los han legado para el ser humano actual. Pero están desfasados con respecto a esta realidad y necesitan ser actualizados. Aquí el trabajo del cuerpo es fundamental, dado que él mejora esos arquetipos o ideales.
La espiritualidad actual tiende a rechazar al cuerpo dándole fuerza a la mente y a la ampliación de los arquetipos puros. Negar la virtud del cuerpo y de los instintos puede traer graves consecuencias a la mente. Esta se aísla de la realidad y de abyecta.
La evolución de la mente existe cuando esta observa al instinto del cuerpo, lo comprende, trata de entenderlo, se coloca en una postura de estudio como si fuera alumna del cuerpo. Asimismo el cuerpo debe ser también alumno de la mente, debe tratar de comprenderla, no de vencerla ni de resistirse a ella. Alumnos uno del otro, puede fluir la energía de la “realidad”.

Atrofia de las naturalezas
El ser humano no debe permitir la atrofia de ninguna de sus dos naturalezas. La atrofia sucede cuando una domina sobre la otra, entonces el dominador se entrona y se agranda exagerando sus cualidades y por ende pierde los limites en donde sus virtudes son necesarias y comienza a funcionar innecesariamente. La innecesariedad provoca abuso siempre. Si la mente es la que se entrona abusara del cuerpo y viceversa.
Si es la mente quien abusa, este abuso se da de la siguiente forma: El cuerpo comienza a esclavizarse y sus funciones de protección como son el egoísmo son coartadas. Entonces sucede algo que puede compararse a cuando se trata de parar un rio que fluye continuamente después de una gran lluvia. El rio se desborda y pierde el cauce.
¿Qué es perder el cauce? El instinto comienza a tener actitudes malignas y enfermizas. El egoísmo, por ejemplo, se refina y se solapa a través de actitudes menos visibles. Pero el egoísmo desbordado arrasa los costados de su cauce haciendo daño a lo que crece a su alrededor. Un rio que ha perdido su cauce natural se polariza, su afluente se divide en dos y pierde su unidad funcional. Asimismo, un agente del instinto como puede ser el egoísmo o el temor (que también genera prudencia) se atrofia y al polarizarse funciona con dos naturalezas distintas.
¿Cómo son estas dos naturalezas?
Supongamos que tenemos un apetito sexual privado de sus funciones naturales. Este apetito que en su cauce natural es sano, comienza a exteriorizarse de otras maneras. Por ejemplo la sexualidad en el macho es la manifestación de poder por sobre la hembra. Al ser coartada esta manifestación de poder, el macho comienza a generar dentro de su círculo actitudes de poder por sobre otras personas tratando de dominarlas.
En el caso del orgullo que es un instinto  natural, si es coartado por una mente que se culpabiliza de ello, genera en el cauce natural una polarización que se exterioriza como una falsa humildad, enseñando a los demás actitudes tendientes al olvido de sí mismo, pero esto se hace a costa de elevar en última instancia la imagen del instructor. Esto se da en grupos de espiritualidad en donde siempre hay un maestro que enseña la humildad al grupo mientras que este permanece en la actitud de un maestro venerable aumentando para si su apetito de vanagloria.
En síntesis, puede decirse que cuando la mente domina por sobre el instinto, debe existir un abuso de ella por sobre él, convergiendo en una polarización del mismo. La polarización es un dividir el agente instintivo en negativo y positivo.

Polos de la fuerza instintiva
Las fuerzas instintivas poseen en sí mismas dos fuerzas opuestas una tiene que ver con la conservación pero otra tiene que ver con la transformación y el recambio de energías. Así vemos que los animales no siempre tienen hambre, no siempre copulan, y no siempre luchan por territorio o por el lugar en la manada, poseen ciclos y respetan esos ciclos. Hay ciclos donde el instinto es negativo o pasivo y puede llamársele ciclo de destrucción, pues se destruye en él muchas fuerzas positivas del instinto. Mientras que en otros momentos existen ciclos donde el animal activa su instinto, y esto puede ser llamado ciclo positivo y creativo, donde patrones nuevos son manifestados.
Pero en todo momento estos ciclos instintivos trabajan en simultáneo. Cuando el rio instintivo es trabado, habíamos dicho que sus aguas se dividían en dos afluentes que a causa del rebalse, corrían en paralelo fuera del cauce. Al hacerlo ambas naturalezas pierden comunicación directa y se manifiestan separadas generando repetición de patrones.

¿Qué significa la repetición de patrones?
Habíamos dicho que el ciclo pasivo destruía las fuerzas positivas, pero que también el ciclo activo activaba patrones nuevos. Este genera una fluidez de patrones nuevos, nunca repetidos. Pero cuando los patrones se repiten, las conductas del ser humano  quedan cristalizadas en el tiempo. El instinto al no renovarse no permite a la mente auto reflejarse y ésta genera variantes a una misma idea, es decir, cambia en apariencia sus arquetipos, pero no en esencia.
Habíamos dicho también que los arquetipos de la mente debían ser recapitulados porque habían sido logrados por otros seres en un Manvatara anterior. La mente posee entonces una dirección, es decir, un sentido de lo correcto y verdadero, pero solo su interacción con el rio del instinto puede darle una imagen renovada del arquetipo heredado.

Hablamos de la atrofia del instinto, pero debemos hablar ahora de la atrofia de la mente.
La mente también puede ser coartada cuando el cuerpo o el instinto dominan sobre ella. Esto suele suceder más comúnmente en seres de poca evolución. Las enfermedades que provoca este dominio del cuerpo por sobre la mente es la atrofia de esta última, la cual al ser detenida en su flujo natural, se polariza y vuelve todo acto mental en un fenómeno malicioso porque la inteligencia está al servicio de los instintos aumentando el cauce del rio instintivo. Existe por lo tanto una mayor tendencia a la actividad positiva o creativa del instinto, pero se demora la actividad pasiva y esto genera un apetito cada vez mayor. Psicológicamente, puede decirse que el ser se vuelve más ambicioso y la función de conservación se vuelve de destrucción del medio en donde el ser humano reside y del abuso con todos los seres que lo rodean.

Nathan Elias Olivar

lunes, 20 de abril de 2015

LA INTERPRETACIÓN DE COPENHAGUE: EL FIN DEL MUNDO OBJETIVO


Imagen de la Pelicula Match Point de Woody Allen

La interpretación de Copenhague fue reductora de la realidad, pues se centralizó en un aspecto de la misma, en una particularidad, y la generalizó como si esa particularidad fuese el estado natural de las cosas. Estamos hablando de la relación del objeto con el sujeto. El objeto es modificado por la observación subjetiva, esto fue lo que se encontró en los diferentes experimentos, pero en rigor debe decirse que la mayoría de los objetos, el paisaje natural, el mundo con sus montañas, lagos, cascadas, colinas, bosques, selvas, etc. no es continuamente observado por el hombre, es más, ni siquiera es transitado por el hombre. 

Por lo tanto, ¿cuál es el estado natural atómico de aquellos paisajes? ¿Cómo giran los infinitos electrones, protones y neutrones de aquellas vastas zonas del planeta? ¿Y qué decir del universo? Acaso éste espero existir hasta que Hubble se dignó a enfocar su grandes lentes?

El mundo, la realidad, no vive a expensas de la observación del hombre, si así lo fuera no existiría desde mucho antes que él. Entonces, ¿Por qué los científicos de Copenhague han acotado la realidad del mundo a una simple conexión no-local entre sujeto y objeto?

El costo de haber fulminado a la realidad ha sido altísimo, acotándola a tan particularizada noción y debiendo entonces generalizar en un principio de indeterminación que ha logrado eclipsar a la verdadera objetividad del plano físico y sus reinos.
Esta indeterminación, aun con Einstein en contra, ha sido el mismo error que el querer relativizar la simultaneidad de un suceso a la observación de un sujeto. En ambos casos la subjetividad gana la partida y la realidad depende fundamentalmente de esa subjetividad. El mundo objetivo, del cual Newton baso su espacio absoluto, solo podía existir sin observadores. En tanto y en cuanto la física le introdujo observadores, el mundo objetivo desapareció.
  
Esto es sumamente paradójico ya que no fue sino el “edificar un saber sin sujeto” la primer prioridad de la ciencia en su búsqueda de la máxima objetividad. 
La relatividad del mundo a la que ha llegado la teoría Einsteniana y la mecánica cuántica sólo puede ser sostenida, aunque esto nunca se admita,  mediante el  “motor inmóvil” de San Agustín, el sensorio divino de Newton, el Akasha de los indos, etc. 
Porque el observador sólo podrá ser netamente objetivo cuando alcance “la revelación”, y cuando el velo de maya caiga delante de él, mientras tanto, su observación carece de objetividad y de verdadera realidad, el observador no puede ser un espejo de la realidad, es decir, no puede ver la realidad mientras su mente este atada al pasado o al futuro, ambas polaridades creadas por la mente humana. 
Sólo cuando el pasado y el futuro se unan en la observación  el observador dejara de ver las réplicas y sentirá la iluminación, se dará plena cuenta de que el espacio y el tiempo le obedecen y que sólo existen como una reflexión de una realidad mayor. Al unirse a esa realidad mayor, el observador dejará de ser esclavo de la repetición y verá la verdadera Faz. 

Mientras el observador sea subjetivo, su subjetividad le dirá que: Aquí es diferente de allá y que hoy es distinto de mañana. Esta es la causa por la cual, el añadir observadores al espacio, hace que este espacio dependa del observador, cuando en realidad, existe más espacio en el universo que observadores para observarlo. 

En fin, el espacio, el espacio solar, el espacio galáctico, el espacio intergaláctico y el espacio universal, no pueden depender de la observación interna de los entes que moran en él, ya que estos son sólo partes del mismo y las partes no pueden abarcar el todo, le es necesario al espacio un ente que abarque, tal como nuestro cuerpo abarca las diferentes células. 
Nuestro cuerpo, por analogía, no depende su existencia de la conciencia de estas células, es nuestra conciencia quien regla y determina el tiempo de ellas. Por ende si el observador es una célula del cosmos ¿cómo puede este condicionarlo?

Hay que admitir, tal como se dijo al principio, que la mente del hombre, si puede condicionar en cierta medida algunas zonas del espacio, pero ésto es sólo una particularidad de un vasto sistema mayor en el cual el hombre se replica, esto es, es incapaz de modificar el espacio, está atrasado en cuanto a éste, atrasado arquetípicamente y es superado tal como la conciencia de la célula es superada por la de nuestra alma. De modo que, ¿cuánto puede condicionar lo que por naturaleza se encuentra condicionado per se?. Tal vez la cosa habría que plantearla de manera inversa, tal como Platón lo hacía, esto es, ¿cuán condicionados estamos a lo Divino, a lo perfecto a lo sumamente ético e inefable? 
Solo una mente mordaz y estúpida puede pretender que lo Divino pueda ser dominado por lo pasajero y mortal.
Lo condicionado no puede condicionar a lo incondicionado. Este es el sistema del cual la naturaleza se vale.

Por lo que vemos el problema científico no es más que un problema filosófico cuyos más eruditos exponentes de la antigüedad son ignorados o como mínimo considerados como un biólogo consideraría al hombre de las cavernas. Es obvio que con tal desdén es imposible extraer de ellos la más mínima enseñanza.
El día que los científicos le den la derecha a Platón comenzara una nueva hora para la ciencia, mientras tanto, caos científico y caos moral.

Nathan Elías Olivar


viernes, 31 de enero de 2014

¿Posee la enseñanza de Krishnamurti un método de estudio?


¿Posee la enseñanza de Krishnamurti un método de estudio?  A mi modo de ver no creo que exista un método para entender a Krishnamurti. Las razones son las siguientes:
Cuando tenemos miedo ¿seguimos un método para salir de él? ¿De qué manera podemos solucionar el miedo?
K nos insta a observar el miedo y en la observación no hay caminos, no hay medios. La observación directa hacia nuestra psiquis es una conexión lograda con el Ego Superior. Esa conexión si bien esta realizada por intermedio de los átomos permanentes de cada cuerpo sutil, se logra gracias a la fuerza akashica que existe en cada uno de ellos. Esta fuerza es inespacial y atemporal, por lo tanto cuando nos hacemos uno con ella estamos negando toda dirección y todo sentido.
Por lo tanto del miedo sólo podemos salir observándolo y entendiéndolo. No hay métodos para solucionar el miedo, no hay caminos. Los métodos de estudio sólo sirven para organizar conceptos, en esa organización se les da un orden a las ideas, se colocan de menor a mayor importancia para lograr los escalones hacia la iluminación.
Pero la iluminación es una cosa muy distinta, no sucede cuando nos destinamos o nos colocamos en una posición, cuando nos preparamos y cuando elegimos un tipo de marcha hacia algún lugar. Nada de eso nos trae la iluminación. Si no nos damos cuenta de qué cosas son las que interceden entre la luz y nosotros es inútil comenzar cualquier camino.
Si yo dijera que a Krishnamurti se lo puede empezar a estudiar por aquí o por allá, estaría negando la propia enseñanza de K.
A Krishnamurti se le llega a través de dolor y el dolor tiene sus propios caminos ocultos que la mente no puede comprender.
Necesitamos una mente nueva, fresca, un nuevo corazón, una mente inocente, joven, decisiva; y para tener una mente así, tiene que haber destrucción; tiene que haber una creación que siempre es nueva” [1]
¿Afrontaremos la destrucción de nosotros mismos mediante un método de estudio? ¿Es posible que sigamos empeñados en generar un orden externo mediante una mente desordenada?
Debemos desechar, cambiar, transformar nuestra mente. Pero instantáneamente surge la pregunta capital ¡¿Cómo?!
Krishnamurti  nos viene a destruir el CÓMO, su enseñanza destruye esa pregunta, no hay maneras de entender qué nos sucede, no hay formas para captar lo que nos sucede, sólo puede haber una total entrega al dolor y un ¡no negar la incertidumbre!
Krishnamurti nos ayuda a mantener viva la incertidumbre, ¿Por qué? Como humanidad estamos acostumbrados a solucionar los problemas, ya no es importante ni siquiera preguntarse porqué surgieron, lo importante es solucionarlos y cada vez más rápido. Los problemas molestan, pero el ser humano no entiende que cuanto antes solucione un problema más temprano llegara el próximo. ¿Qué hacer entonces?

EL ÚLTIMO HÉROE

EL ÚLTIMO HÉROE
1. Definición de agnóstico y la relación del término con K. 
2. La fuerza pralayica es el discernimiento consiente. 
3. Todos los grupos son apadrinados por Seres Superiores. 
4. Krishnamurti es el alma grupal de la Teosofía y la sabiduría en general. 
5. ¿Es Krishnamurti parte de un juego despiadado donde el mal ha vencido nuevamente? 
6. Krishnamurti es confundido como lo fueron los Makaras. 
7. El hombre mudo de Blavatsky fue Krishnamurti. 
8. Blavatsky no descubrió totalmente a ISIS solo el verbo, mientras que Krishnamurti su mirada. 
9. La autoridad, límite entre los teósofos y los verdaderos ocultistas. 
10. Krishnamurti trae una enseñanza contraria a la de Jesús y a la vez complementaria.
11. El Pistis Sophia y el Kali Yuga. 
12. Annie Besant cree en Krishnamurti y con ello contradice lo dicho por  Blavatsky. 
13. Los nuevos esenios. 
14. Analogía con Sócrates. 
15. Krishnamurti, el Avatar esperado, el jinete del caballo blanco del apocalipsis. 
16. El Anticristo. 
17. Krishnamurti y la Doctrina del Corazón.



« Habiendo encontrado la Gnosis no podemos darle la espalda y convertirnos en agnósticos. »
Kuthumi


1.Definición de agnóstico y la relación del término con K.

Quisiera a modo de reflexión proponer una discusión acerca de la naturaleza de la enseñanza de Krishnamurti y si esta es o no agnóstica. Primero definamos que es ser agnóstico: “El agnosticismo (del griego α-, a-, ‘sin’; y γνώσις, gnōsis, ‘conocimiento’) es la creencia que los valores de verdad de ciertas afirmaciones, especialmente aquellas sobre la existencia o inexistencia de alguna deidad, además de otras afirmaciones religiosas y metafísicas como la teología o el más allá, son desconocidos o inherentemente incognoscibles” [1]

Cuando escuchamos que Krishnamurti fue un agnóstico debemos como mínimo examinar epistemológicamente esta palabra. Sencillamente la “a” al comienzo de “gnóstico” nos habla de un ser que rechaza el gnosticismo y a todos los grupos que afirman tener un conocimiento oculto o místico. El motivo de este escrito está basado en sugerir que esto último, jamás podría ser aplicado a Krishnamurti, porque su actitud fue siempre tendiente a discutir la esencia del conocimiento, no de negarlo. No puede negarse un hecho, eso hubiese sido imprudente, no puede negarse por ejemplo, que el cuerpo humano contiene en sí mismo electricidad, eso es un hecho totalmente comprobable, pero si puede discutirse el valor de esa información, su trascendencia y su utilidad. Por otro lado, la simple repetición de un hecho, en este caso la información de la electricidad en el cuerpo humano, no hace al repetidor un ser inteligente, al contrario, lo transforma en una maquina insensata que cuanto más repite más duerme su estado de percepción alerta de su Yo consciente. Lo que K discute o pone en tela de juicio es el valor de la información, no discute la veracidad de la información, no se detiene a confrontar ideas o creencias, avanza sobre ellas para determinar un punto donde la filosofía debe convertirse en servidora del ser, y esto solo sucede cuando la dialéctica llega a su fin y se arrodilla humilde ante el silencio. El fin de la filosofía no sucede con Sartre, sino con la mayéutica de Sócrates. La Filosofía contemporánea no es sino una especie de remanente griego abscondito que sirvió de base a la creación de las ciencias. Basta para afirmar esto último recordar a Descartes, Leibniz, Espinoza, Bacon, Kant,  Voltaire y hasta al mismo Newton sin mencionar a todos los filósofos medievales que antes de Bacon trataron de encontrar la verdad por medio de la filosofía. El valor de la información debe ceder al de la intuición, y entre ambas congeniar satisfactoriamente si se quiere entender el presente. Krishnamurti por su parte prioriza esta intuición, le da lugar dentro de la realidad humana y coloca a la convicción en el lugar de la creencia, relegando a esta última a un mero juego de la mente que pospone la realidad. Por otra parte, Krishnamurti nunca mencionó, haciendo gala de agnóstico,  que las cosas metafísicas nos fueran inalcanzables en el desconocimiento perpetuo, más bien propuso que la realidad era lo desconocido.

La creencia oculta la verdad, creer en Dios es no encontrar a Dios, ni el creyente ni el no creyente encontraran a Dios, porque la realidad es lo desconocido” [2]

La duda, nacida del sufrimiento, es la despertadora de la inteligencia”  [3]